Vivir de viaje
Vivir llenos de intención.
Porque ser uno mismo no sólo implica nuestros aciertos sino toda las veces en las que sin darte cuenta perdes el rumbo.
Y la mirada queda fija en ese punto en el que te abrazas y te convences a vos mismo de que esto no va a volver a pasar, porque vos vales más de hasta lo que incluso vos pensas que tenés para dar.
Lo bueno de conocer nuestros defectos es reforzar nuestras virtudes.
Nuestro cuerpo es nuestra casa, y nuestra mente es nuestro templo.
Nutrirnos de lo que alimenta nuestra alma y dejar atrás lo que nos pesa, porque todo se vuelve más libre si se viaja liviano. Y me encanta vivir de viaje.