Manguinhos

A veces me levanto extrañando Manguinhos y su agua salada, pero sin olas.

Extraño acostarme con el mar tapándome los oídos y los ojos disfrutando el cielo azul clarito.

Con los oídos bajo el agua surgen las mejores ideas porque sólo sigo el ritmo de mi corazón latiendo.
No sé si las mejores ideas, ahora que lo pienso, las más sentidas al menos.

Extraño que el agua me enrriede el pelo, y más que todo enrredarme en pensamientos.

Siento que en Manguinhos te conocí, pero en realidad en Manguinhos me conocí a mí.

Extraño el muelle y el cielo en esos atardeceres en los que el sol se vuelve luna.



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