De mis favoritos I
Empecé a escribir cuando no sabía por qué lo hacía; como método de descarga, o de autodescubrimiento, tal vez.
Así el papel se volvió espejo, como un reflejo de lo que callo.
¿Es difícil contentar a un corazón que esconde sus latidos en papel? Puede ser.
Me convertí en mi propia bitácora de este viaje que es vivir.
Más difícil me resultaría tenerme cautiva.